Entendiendo el pecado

Pecados mayores

Algunos pecados duelen más que otros. Algunos son tan graves que nos separan del amor y la gracia de Dios (como asesinar a alguien). La Iglesia los llama pecados graves o mortales.

Cuando una persona comete un pecado asi de grave, no debe recibir la comunión hasta que confiese el pecado a un sacerdote y sea perdonado mediante el Sacramento de la Reconciliación. De lo contrario, estos pecados podrían mantenernos separados de Dios para siempre. Debemos recibir este sacramento al menos una vez al año si tenemos pecados graves que confesar.

Prepararse para la gloria

Dios nos ama y quiere que estemos cerca de él ahora y siempre en el cielo. Pero Dios no nos obliga a amarlo. Tenemos que estar listos y dispuestos a aceptar el amor y la salvación de Dios para siempre.

El primer paso es recibir la gracia a través del Bautismo, pero Dios también puede salvar a las personas de otras maneras. Algunas personas nunca llegan a conocer la Iglesia, pero aun así viven una buena vida, buscando a Dios. Algunos niños o adultos mueren antes de poder ser bautizados. Oramos para que Dios los salve por su gran misericordia.

Dios nos ama y quiere que estemos cerca de él ahora y siempre en el cielo. Pero Dios no nos obliga a amarlo. Tenemos que estar listos y dispuestos a aceptar el amor y la salvación de Dios para siempre.

Nuestro pecado nos afecta

Hay dos tipos de consecuencias de los pecados que cometemos. Primero, se interponen en el camino del amor de Dios porque nos estamos alejando de él (¡Dios nunca se aleja de nosotros!). En segundo lugar, nuestros pecados pueden confundirnos y herirnos, haciendo que nos tengamos que esforzar más para poder volver a ser la persona amorosa que Dios creó.

Hay varias formas de afrontar estas consecuencias:

  • El Sacramento de la Reconciliación ayuda en ambos casos.
  • Podemos hacer “puntos extra” para reducir los efectos de nuestros pecados con las indulgencias. Este es un nombre elegante para aquellas buenas obras, oraciones y penitencias que realizamos. Incluso podemos usar estas acciones para ayudar a quienes están en el Purgatorio, preparándose para ir al cielo.
  • El sacrificio de Cristo en la Eucaristía se ofrece de manera similar tanto por los vivos como por los muertos.